martes, junio 03, 2008

el reflejo



no era
(y nunca fui).

-Cuando tenia 17, solía escribir poemas.

-¿Y de qué se trataban, señor?

-Se trataban de todo: desde la rutina hasta el amor.

-¿Es cierto que usted fue un músico famoso?

-No sé si famoso, pero querido, muy querido.

-Ah... ¿y qué se siente?

-Qué no se siente, querido amigo, jaja.

-¿Qué sentia, por ejemplo, al subirse a un escenario y escuchar tantos aplausos?

-Muchos nervios. Y no eran tantos por la cantidad de personas; eran hartos porque aplaudian mucho.

-¿Y cómo hacia para superar los nervios?

-No miraba a la gente, sólo tocaba mientras mis piernas de lana tiritaban.

-¿Y se le pasaba en algun momento?, porque no creo que lo que usted me describe sea tan agradable.

-Sí, claro que se me pasaba... llegaba un momento después de la primera canción, en que miraba temeroso al público y cuando veía sus caras, todo se transformaba. Creo que en ese momento volvía a respirar; sentía que había aguantado la respiración en toda la primera canción. Era como salir del agua por una (urgente) bocanada de aire.

-Me imagino, señor. Buenos tiempos, ¿no?

-Oh sí, los mejores.

-Y ¿cómo todo eso se terminó? ¿cómo terminó en este lugar?

-Mi buen amigo...

-¿Cómo llegó a ocurrir el accidente?, si según lo que yo sé, usted era una persona normal, y feliz.

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