jueves, octubre 26, 2006

lo que escribí en un bus hacia temuco


Sufrimos, reimos, soñamos, lloramos...sí, sufrimos.

La emocionalidad del ser, de ese “yo”, del “para mí”. Todas las cosas que, según el “yo” le hacen mal.
Nos preguntamos ¿por qué la vida es tan así?, que no todo es tan malo, que hay cosas por las cuales sonreir, que finalmente “todo pasa por algo” o, simplemente, se lo dejamos a esa figura divina y nos lavamos las conciencias mientras nuestras sub-conciencias no saben qué hacer.

Y sí, los años de vida que llevo a espaldas son muy pocos, lo sé, pero creo poder sacar más de alguna conclusión.

Música, Literatura, cine, pintura, etc. ... lo inexistente fuera del “yo”, todo eso que hace al “yo” probablemente muy iluso, muy torpe y muy sensible a la realidad más palpable de todas para la mayoría de los “cuerdos”.
Esas lindas travesuras de nuestra imaginación que nos hacen recibir mucho más fuerte los golpes de la realidad cuerda. Como una droga, nos ayuda a lidiar con la vida, pero al mismo tiempo nos hace caer más duro si es que tropezamos, entonces, ¿sería mejor que no existieran?, ¿Vale la pena sufrir por esos lapsos anestésicos irremediablemente hermosos?, O también podriamos preguntarnos... ¿sería mucho mejor no tener que imaginar, cosas que no son, para que la realidad vecina no sea tan dolorosa?

Bueno, creo tener una opción propia e inpropia a la vez. Lamentablemente, la opción de que no exista la imaginación no existe, en cambio la otra, es nuestra inalienable compañera. Por mí, esta bien, a los demás, debo decirles que lo lamento de todo corazón. Pero insísto, no me hubiese gustado vivir sin altos ni bajos, sin poder tener esos exquisitos días, horas, minutos, incluso segundos, todos esos me los echo al alma, y los saboreo con mi corazón. Y a los otros momentos, aunque sean o se sientan más largos, los agradesco de igual manera, ya que sin ellos no podría disfrutar tanto los otros.

Anestesia, anstesia busco, para aguantar las dudas, los temores hacia ésta vida, para no irme antes de tiempo, para disfrutar la curiosidad que me queda en el cuerpo, esa curiosidad por saber que pasará mañana.